
"... sólo a ellas les pertenecen los guiñapos de mi devaluado y golpeado corazón, los restos que quedaron de mi presencia de caminos y amaneceres..."

Y así, reluciente, blanquecina e iluminada fugazmente por un rayo de sol, termina el camino en vertiginosa pendiente cuesta abajo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario